Artículo publicado en el diario Expansión el 21 de marzo de 2014 y en el blog "Clemente Polo" el 28 de marzo de 2014.
Mas con Forcadell examinando las nuevas mercancías |
Desde hace ya bastantes años vivimos en Cataluña una
situación que bien puede calificarse como estado de excepcionalidad. Aunque
ciudadanos de una sociedad aparentemente democrática, donde nuestros derechos
están recogidos en la Constitución que aprobaron la inmensa mayoría de los
españoles en 1978, entre ellos el 90,5 % de los catalanes, su ejercicio se ve
restringido en la práctica por normas aprobadas por el Parlamento de Cataluña
que los limitan y desnaturalizan, bien porque contemplan sanciones económicas
contra quienes los ejercen, bien porque imponen a los ciudadanos la obligación
de solicitar individualmente al gobierno catalán su deseo de ejercerlos,
solicitudes que el gobierno catalán se jacta de ignorar incluso cuando están
respaldadas por sentencias judiciales firmes. Si este estado de cosas ya nos ha
rebajado a los catalanes a ser ciudadanos de segunda, los acontecimientos
vividos en los últimos meses apuntan a que la situación puede empeorar
considerablemente. No tengo una bola de cristal pero voy a describirles un
escenario al que otorgo una alta probabilidad de que se materialice en los
próximos meses.
Desestabilizar la economía española
Ante la imposibilidad de celebrar
legalmente la consulta anunciada para el próximo 9 de noviembre, el presidente
Mas intentará que los líderes de los partidos que apoyan la consulta se
integren en su gobierno. Lo más probable, sin embargo, es que forzado por ERC,
Mas tenga que disolver el Parlament y convocar elecciones plebiscitarias para
que sea el nuevo ejecutivo, presidido por ERC, el encargado de formar un
gobierno de unidad nacional. En ambos casos, el Parlament aprobará una
resolución instando al gobierno a declarar unilateralmente la independencia. A
Omnium Cultural, a la Assemblea Nacional Catalana (que ha tomado el testigo de
la Coordinadora Nacional de les Consultes per la Independència) y a los medios
de comunicación directa o indirectamente controlados por las administraciones
públicas catalanas se les encomendará la tarea de movilizar a los ciudadanos
para dejar patente en la calle el amplio respaldo social con que cuenta.
El propósito de
esta estrategia de hechos consumados no es otro que modificar la posición de
los miembros de la Comisión y del Consejo de la UE, hasta ahora nada receptivos
a la aventura independentista del gobierno catalán. Dicho de otro modo, lo que
pretenden el gobierno catalán y los partidos que lo sustentan es provocar
inestabilidad en la cuarta economía de la eurozona y la quinta de la UE para
que los atemorizados Comisarios y los Presidentes europeos insten al gobierno
español a buscar una salida negociada con los insurrectos. Las referencias a
los conflictos de Bosnia, Kosovo y ahora Ucrania, como ejemplos a seguir, son
frecuentes en los planteamientos del gobierno, los partidos y las
organizaciones independentistas de Cataluña.
Preparativos
Entretanto, el
proceso para imponer su modelo de “nuevo país para todos” continúa avanzando a
toda máquina. El gobierno catalán continúa impulsando, a través del Consell
Assessor per la Transició Nacional de Catalunya, la creación de nuevas
‘estructuras de estado’. Además, se ha puesto en marcha una campaña de
desinformación a nivel internacional sobre la situación actual de Cataluña que,
quiero recordar, es una de las regiones con mayor PIB per capita de España y de
la UE. Los aparatosos e infructuosos viajes internacionales, los artículos que
publica y las entrevistas que concede a la prensa internacional el presidente
Mas, forman también parte de esta campaña de desinformación en la que también
participa activamente otra de las estructuras de estado, el Consell de la
Diplomàcia Pública de Catalunya (DIPLOCAT), encargado, según puede leerse en su
página de Internet, de informar “a los principales decisores políticos y
económicos a nivel europeo e internacional del proceso democrático que se ha
iniciado en Cataluña. El derecho a decidir del pueblo de Cataluña se debe poder
ejercer en libertad, sin coacciones ni amenazas, dentro de la Europa del siglo
XXI”.
Para el consumo interno, el
gobierno catalán continúa promoviendo y financiando generosamente simposios,
exposiciones y espectáculos que falsean la historia de Cataluña y trasladan a
la opinión pública la noción de que Cataluña fue un Estado independiente hasta
1714, como ha afirmado recientemente y sin rubor una de las plumas al servicio
de la causa. ¡Lástima que ninguna cancillería europea se enterara de un hecho
tan notorio! Por su parte, la ANC que hasta hace pocas semanas solicitaba que
se adelantara la consulta a mayo y se proclamara la independencia el 11 de
septiembre de 2013, sigue difundiendo la especie de que Cataluña está oprimida
por el Estado español que “no ayuda a los habitantes de Cataluña y perjudica
notoriamente sus posibilidades de mantener e incrementar su nivel de vida y
bienestar que la capacidad productiva e intelectual del país permitiría,
disminuyendo y limitando conscientemente las potencialidades de nuestro
desarrollo económico y social”. Cuando uno piensa que fueron los historiadores
catalanes quienes acuñaron el término “Cataluña, la fábrica de España”, para
indicar el papel fundamental que jugó el mercado español en el desarrollo de
las manufacturas y la industrialización de Cataluña, produce vergüenza que
alguien pueda afirmar tales disparates sin ser motivo de mofa.
El desacato al orden constitucional y el incumplimiento de
las leyes del Estado y las sentencias judiciales constituyen ya hoy el
principal problema político y social de España. Y todo apunta a que la situación
se agravará en los próximos meses cuando el gobierno y el Parlamento de
Cataluña, coordinadamente con los Ayuntamientos y organizaciones como la ANC y
Omnium Cultural, llamen a la insurrección a los ciudadanos en su intento de
convertir el desafío secesionista en un grave problema internacional.
Consejera de Educación del gobierno de Cataluña |
Ésta es
ya su única baza y el único punto del programa de un gobierno que va a lograr
un récord difícil de igualar en democracia: no haber presentado un sólo
presupuesto en los plazos previstos al efecto.
Respuestas políticas y sociales al desafío independentista
Campaña de Omnium Cultural a favor de la independencia |
Las embestidas del régimen nacional-independentista han
abierto ya una dolorosa fractura en la sociedad catalana y en la española, sin
parangón desde la II República, y es al gobierno español y a las Cortes a quienes
compete desplegar la respuesta institucional para hacer frente a la
insurrección política y social que se avecina. Para evitar improvisaciones, el
gobierno tiene que tener listas las medidas legales, económico-financieras y de
otro tipo que adoptará para restablecer el orden constitucional, si el gobierno
de Cataluña declara unilateralmente la independencia.
Aunque Mas y Junqueras se
permiten hablar en nombre de todos los catalanes sin pedirnos permiso y se
postulan como comisarios políticos para imponernos su modelo cuasi-totalitario
de sociedad (“una lengua, una cultura y una nación”), lo cierto es que el ansia
de libertad y el apoyo a la Constitución han crecido imparablemente en la
sociedad civil catalana desde septiembre de 2005.
Pocas personas ecuánimes se atreverían a negar
los enormes beneficios económicos que ha reportado a los catalanes formar parte
de España desde hace 300 años y, de poco sirve negarlo, porque he ahí que la
‘expoliada’ Cataluña figura entre las regiones más prósperas de la UE. Pocas
son también las personas sensatas dispuestas a romper el pacto por la
convivencia que, además de garantizar la igualdad de todos los españoles, ha
propiciado el período más largo de prosperidad de nuestra historia. Y muchos
los ciudadanos catalanes que asumimos con naturalidad la riqueza que supone la
pluralidad lingüística y cultural presente en Cataluña, y que estamos decididos
a que nadie ponga fronteras a los afectos y las complicidades que unen a los
catalanes con el resto de los españoles. Les mantendré puntualmente informados
del despertar de la sociedad civil catalana que quiere ser también española.
Oiga, ¿Qué quiere decir con eso de que Cataluña es parte de España desde hace 300 años? Cataluña es parte de España desde el mismísimo inicio de la Nación hace ya cinco siglos y medio.
ResponderEliminarSí, creo que caemos muchas veces e inconcientemente en el error de utilizar el lenguaje de las nacionalistas. En todo lo demás creo da en la diana.
ResponderEliminarSobre los que se han creído excepcionales a través de la historia, lea el libro reciente titulado:
ResponderEliminar"Excepcion_al. Crónicas de Papefu".
Puede ser encontrado en Amazon.com y otros lugares.