viernes, 21 de noviembre de 2014

El derecho "natural" de los pueblos

Víctor Andrés Maldonado

Uno de los lemas más populares del ‘Mayo del 68’ fue el famoso “la imaginación al poder”. Todos los que peinamos canas lo recordamos, a veces incluso con añoranza. Era la fórmula utilizada por los que ocuparon las calles de París y de muchas otras ciudades europeas de reivindicar la necesidad de mirar al presente desde una perspectiva diferente, de romper moldes y proponer maneras alternativas de enfocar la política y la economía. Al final, sin embargo, todo quedó en nada o, como mucho, en poco.
Nos está diciendo que el llamado “derecho a decidir” es un derecho anterior a la Constitución, un derecho preexistente anclado en la propia historia de Cataluña
En este sentido, si algo hay que reconocer a nuestroPresident Artur Mas es su habilidad para tratar de buscar nuevas formulaciones que le permitan justificar su acción política en beneficio propio y de su partido. Lo ha demostrado con creces en la propuesta de “proceso participativo” del pasado 9N que le ha permitido “resucitar” políticamente y tomar la iniciativa dentro de Cataluña a costa de su adversario político dentro del espectro nacionalista, Oriol Junqueras. Nada que ver con el líder de ERC, hombre directo, de ideas claras y objetivos precisos e inequívocos: la independencia como solución a todos los problemas de Cataluña dado que el origen de todos los males que nos atañen es España (perdón, el Estado español).
Pero, en este artículo, me gustaría llamar la atención sobre otro concepto al que Artur Mas se refirió en su intervención en el prestigioso FORUM EUROPA-TRIBUNA CATALANA el pasado 5 de noviembre, cuatro días antes de la celebración del "proceso participativo" y que ha pasado desapercibido (o, al menos, a mi entender, no suficientemente analizado) en la agitación del 9N. Efectivamente, nuestro President, en su excelsa habilidad (o astucia, como él la llama), quiso dejar claro que el llamado “derecho a decidir” no es un concepto que tenga su origen en el derecho de autodeterminación, sino en un derecho “natural” de los pueblos a decidir su propio futuro. Y es que el nuevo concepto tiene su importancia desde diferentes puntos de vista.

Primero, con este giro conceptual, está reconociendo implícitamente que el derecho de autodeterminación no tiene buena prensa en la comunidad internacional, al menos en cuanto a la pretensión de su aplicación a la situación de Cataluña. De esta manera, está aceptando lo que es notorio y bien establecido en el Derecho Internacional: que el derecho de autodeterminación sólo es aplicable a situaciones de carácter colonial, ocupación militar o grave atentado a los Derechos Humanos fundamentales. Este es un paso en la dirección correcta, pues supone el reconocimiento de que en el caso de Cataluña no se da ninguna de las situaciones mencionadas anteriormente, por más que una parte de la propaganda nacionalista considere que es así, ya sea porque insiste en presentar a Cataluña como una pseudo-colonia española obtenida a través de una victoria militar (el famoso episodio de la entrada de las tropas borbónicas en Barcelona en 1714) o porque en España no se respetan Derechos Humanos fundamentales como, por ejemplo, el derecho de sufragio, el derecho de participación y el derecho de expresión. Pues al final va a ser que hasta el propio Artur Mas acepta implícitamente que ese no es el caso. Menos mal que nos lo ha aclarado a los ciudadanos, pues vivir bajo opresión (algo de lo que he sido testigo en mi experiencia profesional) no se lo deseo a nadie.
Nuestro President, en su habilidad, ha acuñado algo que ni siquiera existía dentro de la discusión filosófica anterior y que supone una aportación personal: la existencia de derechos naturales “colectivos”
Segundo, nos está diciendo que el llamado “derecho a decidir” es un derecho anterior a la Constitución, un derecho preexistente anclado en la propia historia de Cataluña. Efectivamente, la existencia de derechos “naturales” es una vieja discusión en el marco de la filosofía del Derecho que hace referencia a la existencia de derechos que son consustanciales a la propia existencia del ser humano. Por lo tanto, esos derechos naturales son preexistentes a cualquier formulación positiva o regulación jurídica y que, en cierta manera, están por encima de ella. Pero, además, su existencia es de tal importancia que si el ordenamiento jurídico de un Estado no los incluye, todo el engranaje legal podría considerarse como ilegítimo en sí mismo y, por lo tanto, los ciudadanos no estarían obligados a respetar las leyes y normas que lo conforman. Es decir, según Artur Mas, el “derecho a decidir” es un derecho consustancial a la propia existencia de los seres humanos y, por lo tanto, debería estar ineluctablemente incluido en el ordenamiento jurídico español; de no ser así, éste corre el riesgo de ser considerado ilegítimo de raíz pues niega un derecho fundamental.
Esta discusión filosófica podría haber tenido sentido en el pasado, en épocas donde derechos fundamentales tales como el derecho a la vida, el derecho a la libertad de conciencia, etc., no formaban parte del ordenamiento jurídico de los Estados como hoy es el caso de las democracias del mundo desarrollado. En el límite, esta discusión podría tener sentido incluso hoy respecto de países donde dichos Derechos Humanos fundamentales no forman parte ya sea de su entramado jurídico o de su praxis. Pero ese no es el caso de las democracias occidentales.
Pero, es que, además, nuestro President,en su habilidad, ha acuñado algo que ni siquiera existía dentro de la discusión filosófica anterior y que supone una aportación personal: la existencia de derechos naturales “colectivos”, ya que los derechos naturales mencionados anteriormente se referían a derechos humanos individuales. En una palabra, la imaginación al poder.
Sin embargo, y por mucho que le pese, en las democracias del mundo desarrollado, los derechos a los que se puede apelar son los que están establecidos en la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en sus respectivas Constituciones y ordenamientos jurídicos. En definitiva, el concepto de derecho “natural” no existe ni en la UE ni en el Derecho Internacional. Y no podría ser de otra manera, puesto que si no fuera así, ¿quién decidiría cuáles son los derechos naturales a tener en cuenta? Sería un peligro aceptar este concepto “etéreo”, pues cualquiera podría reclamar su existencia y actuar en consecuencia para incumplir la ley, por ilegítima. Desde luego, la UE no lo acepta, ni ninguna democracia del mundo occidental. Pero si no me creen, yo les invitaría a que fueran a Bruselas a plantear la cuestión o incluirla en la denuncia que al parecer el nacionalismo catalán piensa presentar ante la ONU y la UE. A ver qué les dicen.
Este artículo fue publicado en Crónica Global (18/11/14)

jueves, 20 de noviembre de 2014

Éxito

Sonia Sierra

Compruebo, atónita, como no solo los secesionistas hablan de éxito del pseudo-referéndum del 9N sino que, al otro lado del Ebro repiten la misma cantinela y concluyen que alguna salida hay que dar a ese tercio de la población que ha participado de la última performance separatista. Estupendo. ¿Y no se les ocurre pensar que alguna salida hay que dar también a los dos tercios que no participamos?
Los secesionistas, lejos de ser esa mayoría que machaconamente se señala, no llegan ni al 30%
Vaya por delante que confiar en las cifras de participación y en el recuento de los voluntarios de la ANC, ERC, CiU y CUP ya es un acto de auténtica buena fe, máxime cuando estamos acostumbrados a que se den cifras oficiales de manifestaciones tan desorbitadas y alejadas de la realidad que, simplemente, resulta imposible que sean ciertas porque no caben en el trazado urbanístico. Aun así, si aceptamos pulpo como animal de compañía y las damos por válidas, lo que tenemos se aproxima bastante a lo que vengo repitiendo desde hace casi dos años: que los secesionistas, lejos de ser esa mayoría que machaconamente se señala, no llegan ni al 30%. No es demasiado difícil llegar a esta conclusión si comprobamos los votos de diferentes partidos sobre el censo sin pasar por el filtro de la Ley de Hondt.
Da la casualidad que esa cifra es bastante similar a la audiencia de TV3 y a los que tienen el catalán como lengua materna con lo cual la idea de “un sol poble” queda bastante en entredicho, al igual que la de la transversalidad del movimiento. Basta mirar los mapas de participación y ver en qué lugares ha tenido menos éxito la convocatoria para que esa creencia quede inmediatamente fulminada.
Pese a las evidencias, los mantras no cesan. Así tenemos que desayunarnos cada día con la cancamusa de que se necesita hacer algo con Cataluña. Que no, que ya está bien, que no es Cataluña, que es una parte de su población, que Cataluña no tiene un problema con España, que el problema lo tienen una minoría de catalanes ya no solo con el resto de españoles sino con el resto de catalanes, ese 70% que no hemos participado de la consulta y que con frecuencia somos tachados de antidemócratas, fascistas, franquistas, quintacolumnistas, botiflers, colonos y todo lo que se les pasa por la mollera a los secesionistas y dejan ir por sus boquitas con total impunidad.

Da la casualidad que esa cifra es bastante similar a la audiencia de TV3 y a los que tienen el catalán como lengua materna con lo cual la idea de “un sol poble” queda bastante en entredicho
Artur Mas debería ser el presidente de todos los catalanes, tanto los que lo han votado como los que no y, sin embargo, da la sensación que solo es el presidente de ese 30% que acude a las innumerables actividades del gigantesco esplai en el que ha convertido Cataluña la ANC con las inefables Carme Forcadell y Muriel Casals al frente. En principio, no tengo nada en contra de que la gente ocupe su tiempo libre como mejor le plazca, en mosaicos a lo régimen comunista con camisetas de colores o dándose las manos para cadenas nudistas. Todo lo que puedo alegar es el horror estético que esto me produce, pero con no mirar, asunto arreglado. El problema es que esta gincana infinita tiene un alto coste económico.
Por una parte, tenemos el millón de euros que parece que han costado los servicios de “Independent Diplomat” para la internacionalización del conflicto, que, a la vista de los resultados, mejor lo hubieran gastado en otra cosa. Por otra parte, los 200.000 semanales que cuesta la campaña de “Ara és l’hora”. ¿La sufragan íntegramente ANC y Òmnium? ¿De dónde consiguen tantos ingresos? ¿De la venta de camisetas? Por supuesto, no se puede acusar al Gobierno catalán de estar sufragando esta campaña, pero lo cierto es que hay imágenes en las que se puede ver sin ningún género de dudas, que una brigada municipal les cuelga los carteles. Y eso sin contar la publicidad gratuita en los medios de comunicación públicos y subvencionados. Y, finalmente, en el presupuesto anual se destinaban casi 9 millones de euros al 9N.
Estas cifras, ya de por sí escandalosas, se tornan inmorales en una época de crisis en las que CiU, con el beneplácito de ERC, ha acometido unos recortes brutales que han dejado en la UCI nuestro sistema sanitario y que ha empeorado drásticamente las educación pública catalana dejando, por ejemplo, hasta 15 días sin profesor a los alumnos que han tenido la mala suerte de que uno de sus docentes haya enfermado. Y eso sin contar la paga extra que ha desaparecido de la vida de los funcionarios catalanes mientras sí la disfrutan los homólogos españoles. No sé ustedes, pero yo ya empiezo a estar cansada tener que pagar una fiesta a la que no me considero invitada y en la que, desde luego, no me apetece nada participar.
Este artículo fue publicado en Crónica Global (17/11/14)

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La estrategia de Rajoy ha fracasado

Mercè Vilarrubias
El pasado domingo sucedió lo que muchos pensábamos que no pasaría: se celebró la consulta independentista. Sin censo, sin controles, sin garantías, con voluntarios, pero se celebró. Y esto tiene un gran valor simbólico porque el 9N sí hubo colegios abiertos, urnas y una afluencia de votantes. Es una victoria del independentismo; debemos aceptarlo y reflexionar a partir de esta nueva realidad aunque no sea fácil.
Llegó el 9N y Rajoy no garantizó nada; se votó frente a la incredulidad de muchos que pensábamos que la estrategia se llevaría a cabo hasta el final
Muchos desconfiábamos de Rajoy, visto su currículum, pero parecía que en el tema del referéndum independentista tenía una estrategia clara: no echar más leña al fuego y remitirse a la ley, al mismo tiempo que anunciaba su voluntad de diálogo dentro de la Constitución. Era una estrategia insuficiente, en mi opinión, pero en comparación a lo que podía haber hecho Aznar, por ejemplo, era un paso adelante. Rajoy se pasó dos años hablando de la ley y de que su gobierno la garantizaría. Llegó el día y no garantizó nada. Se votó frente a la incredulidad de muchos que pensábamos que la estrategia se llevaría a cabo hasta el final.
Algunos de los Whatsapp que recibí y envié el domingo pasado son indicativos del estado de ánimo de muchos de nosotros aquel día. "Es una gran sensación de desamparo"; "nos han dejado solos y en ridículo"; "en Cataluña, los gobernantes hacen lo que les da la gana"; "Rajoy es un inútil"; "Mas ha ganado la partida"; "van a ser imparables a partir de ahora y hay un responsable, el gobierno inepto del PP"; "estoy tan cabreado, hay que felicitar a Rajoy por su ceguera y sordera"; "el Estado nos ha dejado tirados a los que creemos en él y que hemos trabajado para defender la unidad". Tristeza e indignación. Y sobre todo, perplejidad.
En este momento, cuando leo artículos post 9N que enumeran los delitos en los que ha incurrido Mas para que se le inhabilite, sé que todo ello es pura palabrería. Nadie va a hacer nada. La Fiscalía General del Estado ya se ha inhibido. Fue increíble escuchar el sábado 8 al fiscal general preguntar a Mas si él había ordenado que se abrieran los colegios. Todos en Cataluña sabíamos que así era desde hacía dos semanas pero la Fiscalía no se había querido enterar. Mas les respondió el domingo: el único responsable es él. Desafiante, porque estaba seguro que no iba a pasar nada. Y no pasará nada. Esto, ahora, ya lo sabemos todos. La vía penal es incontemplable.
La vía penal es incontemplable, y eso muestra claramente la impotencia del Estado de derecho en España para operar con normalidad; lo vimos el domingo y lo vemos ahora
Y es bueno que así sea porque sería un segundo error garrafal a añadir al primero. Convertiría a Mas en un mártir y ofrecería toneladas de victimismo a los independentistas. No es una opción. Sin embargo, también muestra claramente la impotencia del Estado de derecho en España para operar con normalidad; lo vimos el domingo y lo vemos ahora. Aunque este hecho resulte un golpe grande para muchos de nosotros, podemos encontrar algo de consuelo en que la falta de respeto a la ley es endémica en España. Es, pues, por una parte, un episodio más pero efectivamente, debemos ver que, por otra, tiene una envergadura especial. Es un salto cualitativo que nos lleva a una situación rayana en lo que se conoce por "Estado mediado". Se trata de un tipo de Estado que no es fallido -aquel que no puede imponer su soberanía en todo el territorio- pero tampoco es pleno como para poder afirmarla sin problemas. Para existir en determinadas zonas debe pactar el cumplimiento de la ley con las élites locales, que lo mediatizan.

Durante dos años, Rajoy sólo ha tenido un discurso, o más bien, una frase: nosotros haremos cumplir la ley. A la vista de todos está el incumplimiento de esta promesa. El único freno que puso al independentismo se ha estrellado. Se ha quedado sin nada, y este vacío se evidenció en la conferencia de prensa que realizó, claramente nervioso, el pasado miércoles 12. El PP no tiene nada que ofrecer más que el no.
Ya en el post 9N, después de dos agotadores años, empieza una nueva fase del "procés infinit". Si aún nos queda algo de energía, no la malgastemos criticando a los independentistas. Ya sabemos muy bien cómo operan y qué piensan. Será mucho más útil para nosotros empezar a cuestionar seriamente la estrategia del Gobierno frente al independentismo. Esta sí que empieza a ser una tarea inaplazable. Y no sólo reflexionar, también actuar. Y para ello, quería hacer una propuesta de acción: plantearnos realizar nosotros en un futuro próximo una concentración para pedir la dimisión de Rajoy y exigir un Gobierno con sentido de Estado, capaz de proponer un plan inteligente y constructivo. El Gobierno actual, presidido por un anti-líder, ya nos ha mostrado que no posee la capacidad para hacer frente a la magnitud del reto.
Este artículo fue publicado en Crónica Global (16/11/14)


martes, 18 de noviembre de 2014

¿La voz de un pueblo?

Andrea Levy

El 9N, 7 de cada 10 catalanes se quedaron en su casa. Con este desinterés por algo que ha marcado la agenda política catalana de los últimos 2 años, diría que “la veu d’ un poble” a la que apelaba la militancia independentista se ha quedado un poco afónica.
7 de cada 10 catalanes, muy respetablemente, ejercieron su derecho al pasotismo
Cerca de 1.900.000 catalanes son partidarios de la separación con España y están dispuestos a organizarse, movilizarse y hacer lo que haga falta para que su voz sea escuchada. Es mucha gente. Es una cifra que ya conocíamos. Pero resulta que “el pueblo” que no participa de esta manifestación es por el momento más numeroso a pesar de sus balcones silenciosos. 7 de cada 10 catalanes, muy respetablemente, ejercieron su derecho al pasotismo. No sabemos si son independentistas o todo lo contrario. Simplemente que no les apeteció contestar a la pregunta formulada que ha sido objeto de tertulias, publirreportajes, jornadas históricas, porcelanas a punto de romperse y un tam-tam del que era imposible abstraerse.
1.900.000 catalanes independentistas fueron el 9N a expresar su opinión. Se inscribieron, votaron y al día siguiente están contados: 1.900.000 Sí-Sí. Son muchos, indiscutiblemente, pero no es un resultado mayoritario que exprese un sentir generalizado, en especial si observamos el recuento en el cinturón industrial del país y en Barcelona.

El 9N salieron a la calle los de la cadena, los de la V, los de las caceroladas pero también aquellos que sin necesidad de manifestarse previamente quisieron expresar su opinión. Se trataba de esto, a tenor de lo que informaba constantemente la propaganda institucional. Estaban convocados (sic) y salieron todos lo que quisieron hacerlo. Las imágenes que recorren la red estos días de gente de todas las edades inmortalizando el momento de su votación son un germen simbólico en la conciencia colectiva independentista.
Era evidente que la desactivación del 9N hecho por las fuerzas del orden público no hubiera provocado una contención de la presión independentista sino que nos hubiera situado en otro escenario de victimismo
Sin embargo alguno pretendía que el 9N fuera algo más. Lo esperaban de un lado y del otro del debate sentimental. La imagen que esperaban de esa jornada era la de la Policía impidiendo el paso o retirando las urnas. Afortunadamente no ha existido ningún hecho violento sino que la jornada ha transcurrido dentro de la normalidad, propia de nuestra democracia. En nuestro Tiananmén ni hay hombre con bolsas ni hay tanques.
Era evidente que la desactivación del 9N hecho por las fuerzas del orden público no hubiera provocado una contención de la presión independentista sino que nos hubiera situado en otro escenario de victimismo que seguramente se hubiera trasladado a la comunidad internacional. Una imagen que en nada hubiera beneficiado al Gobierno de España. Y un Gobierno no está llamado a ser un pirómano sino a actuar con prudencia. La palabrería se queda en la oposición y en el populismo. Algunos podrán presentar querellas sabiendo que no tienen base legal para prosperar únicamente para hacerse la foto. En cambio un Gobierno no puede actuar con oportunismo electoralista sino con responsabilidad y sensatez. Pero además no debemos olvidar que un Estado es mucho más que su Gobierno y tiene sus propios procedimientos legales y judiciales y a la vez sus propios tiempos. Un Estado no necesita un plató de televisión para cubrir su vanidad. Tiene la templanza para esperar el momento adecuado. No en vano es un Estado.
Hoy la imagen que podemos retener es la de Oriol Junqueras contando papeletas en una mesa. El objetivo principal de la militancia independentista se ha conseguido: votar y expresar su opinión. En este sentido la tensión social se descomprime, y dependerá de los planes de la Generalidad el seguir alimentando la tensión independentista. Esperemos que recuerde la veu del poble: 7 de cada 10.
Este artículo fue publicado en Crónica Global (13/11/14)

viernes, 14 de noviembre de 2014

El 9N y la manipulación ideológica

Sonia Sierra

El Gobierno de Artur Mas ha escogido como escenario para su charlotada que han dado en llamar "consulta participativa" los centros de educación secundaria públicos y concertados. Supongo que daban por hecho que encontrarían la complicidad de la mayoría de directores para esta nueva performance de dudosa legalidad. No me extraña, ya que, no en vano, desde que CiU se hizo por primera vez con el poder, el control y la manipulación ideológica en todos los niveles de la educación ha sido uno de sus grandes objetivos.
En octubre de 1990, José Antich publicó en El País un artículo titulado El Gobierno catalán debate un documento que propugna la infiltración nacionalista en todos los ámbitos sociales. En él se explica que CDC desgrana, a lo largo de 20 páginas, "[L]a obsesión por inculcar el sentimiento nacionalista en la sociedad catalana, propiciando un férreo control en casi todos sus ámbitos -el documento propugna la infiltración de elementos nacionalistas en puestos clave de los medios de comunicación y de los sistemas financiero y educativo-, y las referencias a un ámbito geográfico -los Países Catalanes- que sobrepasa los límites del Principado".
Una de las piezas fundamentales del nacionalismo catalán es la educación, por lo que resulta lógico que en este documento programático se hablara de la necesidad de controlar a los educadores para que se cumpliera lo estipulado en la doctrina nacionalista. Para ello, se instaba a vigilar la composición de los tribunales de oposición, así como a reorganizar el cuerpo de inspectores de forma que vigilaran la correcta cumplimentación de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza e incidir en las asociaciones de padres. Sin embargo, dicho proceso de catalanización se había iniciado mucho antes de que surgiera el documento.

En 1981, la Consejería de Educación dispuso en los Servicios Territoriales carteles en los que informaba que para poder presentar la solicitud para formar parte de la bolsa de profesores era imprescindible la posesión del título de maestro de catalán, lo que dificultaba el acceso, especialmente a las personas que provenían de otras comunidades autónomas.
Con este nuevo criterio, todos aquellos que se licenciaban en Filología Catalana ese mismo año pasaban por delante de cientos de maestros que llevaban tiempo esperando su turno en la lista de interinos. Además, los maestros de EGB que terminaban ese curso Magisterio en la Escuela Normal de Barcelona solo tendrían el primer ciclo de catalán acabado. Dicha escuela tenía alumnos de toda España y parece claro que lo que se pretendía era dificultar todo lo posible su entrada en el sistema educativo catalán.
Además, los cursos de reciclaje de catalán duraban tres años para los catalanohablantes y cinco para los castellanohablantes, lo que tuvo como resultado inmediato que muchos maestros y profesores con plaza en Cataluña pidieran traslado a otros lugares de España. Si a esto sumamos que en los tres años siguientes las únicas personas que iban a acceder a los puestos de trabajo eran los licenciados en Filología Catalana, parece evidente que el objetivo principal era catalanizar el sistema educativo, como explica Antonio Robles en su libro 1979/2006. Historia de la Resistencia al nacionalismo en Cataluña.
Esta estrategia de catalanización del profesorado fue, sin lugar a dudas, un éxito del pujolismo, como se puede comprobar al leer los análisis de Thomas Jeffrey Miley en Nacionalismo y política lingüística: el caso catalán. A lo largo del libro se van analizando encuestas de temas como la procedencia, el uso de las lenguas, la sensación de pertenencia al país y a la comunidad autónoma, la concepción de Cataluña como nación o región y un largo etcétera, y después compara los datos de la población general con los de los políticos autonómicos, municipales y los maestros y profesores. Esta comparativa arroja conclusiones realmente significativas, como por ejemplo, que tan solo uno de cada tres catalanes residentes descienden de padres nacidos en Cataluña y solo la cuarta parte tiene abuelos nacidos aquí. Sin embargo, este segmento está significativamente sobrerrepresentado en la política y la educación: el 45% de los educadores, el 51% de los políticos locales y nada menos que el 67% de los parlamentarios autonómicos nacieron en Cataluña, así como sus dos progenitores. Podemos comprobar, pues, cómo la maniobra de potenciar la presencia de personas de origen catalán en el sistema educativo se saldó con bastante éxito y eso implica, obviamente, la mayor presencia de catalanohablantes en las aulas y órganos de decisión.
En estos momentos, los nacionalistas catalanes están recogiendo los frutos del proceso de manipulación ideológica de los centros educativos iniciado en los albores del pujolismo y es fácil comprobar cómo las aulas y los puestos de decisión en este ámbito están copados por personas afines a esta ideología y, por eso, no sorprende, como decía al principio, que Mas contara con la complicidad de los directores para el 9N. Sin embargo, no han logrado unanimidad y son muchos los miembros de los equipos directivos y del profesorado que se han sentido incómodos ante semejante y, cuanto menos, irregular propuesta.
Es para echarse a temblar cada vez que alguien sugiere que para apaciguar el secesionismo, nada mejor que blindar la educación y las políticas lingüísticas. Los partidarios de terceras vías deberían pensárselo dos veces o, al menos, leer a Stéphane Dion y sus críticas a la política del contentamiento para con los nacionalistas.
Este artículo fue publicado en el Huffington Post (24/10/14)

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿Sería la independencia de Cataluña un buen negocio? II

José Clemente Polo



Esta segunda parte del texto de mi intervención en el debate organizado por la Universidad de Gerona el pasado 28 de octubre, examina la importancia que tiene todavía el mercado del resto de España para la economía catalana en el siglo XXI y las consecuencias que tendría la independencia sobre el funcionamiento del sistema financiero de Cataluña. La primera parte está disponible aquí.
Importancia del mercado del resto de España para la economía catalana
¿Cuál es el peso en la actualidad del resto de España en la economía catalana? Si bien España ya no es, como lo fue hasta hace unas décadas, casi el único mercado de los productos catalanes, continúa siendo de lejos su mercado más importante. Los Cuadros 1, 2 y 3 que aparecen al final del texto dan una idea precisa de la enorme importancia que todavía tenía el resto de España en 2005, el último año para el que disponemos de cifras medianamente fiables. Y los gráficos que se adjuntan también al final del texto indican qué ha ocurrido a los flujo comerciales en aquellos Estados que han registrado un proceso de desintegración, incluso cuando como en el caso de Chequia y Eslovaquia ha sido pactado de mutuo acuerdo.
No conozco ningún estudio que sostenga que la independencia mejoraría las exportaciones catalanas al resto de España, ni al resto de la UE ni al resto del mundo. Y, por tanto, podemos concluir que, en el mejor de los casos, nada se ganaría con la independencia. Más bien al contrario, todos los estudios realizados admiten que se producirán pérdidas. ¿Cuán grandes serán? Depende de la situación en que quede el Estado catalán.
El impacto final sería en realidad bastante mayor si tenemos en cuenta la previsible caída de las exportaciones al resto de la UE, la contracción del turismo y la posible deslocalización de la actividad productiva que ocasionaría la independencia
Si como es previsible y han ratificado todas las autoridades de la Comisión Europea, salientes y entrantes, Cataluña queda fuera de la UE y, por tanto, también de la Eurozona, y tiene que solicitar su readmisión, un proceso que requiere unanimidad y que llevará años en el mejor de los casos, se puede afirmar que esas pérdidas serán cuantiosas y probablemente irreversibles. Ya sé que algunos se empeñan en que esto no va a ocurrir porque dicen “a las autoridades europeas y a los acreedores y a las empresas multinacionales no les interesa que Cataluña quede fuera de la UE”. A lo que respondería que a esas autoridades y mercados les interesa incluso menos que Cataluña sea independiente. Seamos serios: Cataluña supone el 1,2 % del PIB de la UE y es francamente una insignificancia y lo sería todavía más si unas cuantas empresas multinacionales decidieran deslocalizarse.
Una caída del 50% de las exportaciones al resto de España, una caída similar a la registrada en otros casos y que supondría exportar todavía a España más de tres veces lo que Cataluña exportó a Francia en 2013 y cinco veces lo que exportó a Alemania en 2013, produciría teniendo en cuenta los efectos directos, indirectos e inducidos sobre el consumo, perdidas de producción, valor añadido y empleo en el entorno del 24% para los sectores agrícolas, ganadero y pesquero, del 25% para los industriales y en el entorno del 18,5% para los sectores de servicios privados. Para el conjunto de la economía, la caída rondaría el 16,5%. Hay sectores importantísimos de la industria catalana para los que esos efectos serían incluso mayores de lo que indican estas cifras medias. Y aunque les parezca muy alto, considero que el impacto final sería en realidad bastante mayor si tenemos en cuenta la previsible caída de las exportaciones al resto de la UE, la contracción del turismo y la posible deslocalización de la actividad productiva que ocasionaría la independencia.
Efectos sobre el sistema financiero, los flujos de capital y la inversión extranjera
Hay casi unanimidad entre los economistas partidarios de la independencia en que el estado catalán mantendrá el euro como moneda. Nadie puede impedirlo, pero si Cataluña queda fuera de la UE y, por ende, también de la eurozona, la independencia tendría serias consecuencias sobre el sistema financiero catalán. Las entidades con sede social en España tendrían que desdoblarse y sus actividades en Cataluña estarían sujetas a la supervisión del Banco de Cataluña, de nueva creación. Estas entidades declararían sus impuestos en Cataluña únicamente por las actividades que desarrollan en Cataluña. Asimismo, las entidades financieras cuya sede social está ahora en Cataluña tendrían que abrir sedes en España y tributar en la Agencia Tributaria española por los beneficios obtenidos por sus operaciones en España que, en el caso de las mayores entidades catalanas, ronda el 70 %.
Si Cataluña queda fuera de la UE y, por ende, también de la eurozona, la independencia tendría serias consecuencias sobre el sistema financiero catalán
También tendría efectos sobre el comportamiento de los depositantes. En un mundo globalizado donde los depósitos pueden movilizarse desde cualquier lugar sin incurrir en costes, la mayoría de los depositantes, familias y empresas, preferirían mantenerlos en un Estado de la Eurozona para disfrutar de la mayor garantía efectiva que ofrece estar bajo el paraguas del BCE. Cabe esperar que se produjeran por este motivo importantes salidas de capital hacia España y otros estados de la Eurozona. Al impacto que tendría la caída de las exportaciones y la actividad, habría que sumar también la contracción de operaciones que originaría la desconfianza de los agentes económicos en un estado enzarzado en un proceso constituyente que no contaría con unos sistemas tributarios y de supervisión bancaria contrastados. La deuda pública del gobierno catalán está hoy considerada bono basura y todos los agentes tendrían que pagar primas de riesgo más elevadas que las actuales para financiarse. Finalmente, cabe esperar una diversión de los flujos de inversión extranjera desde Cataluña al resto de España y otros países de la UE. Ninguna empresa va a apostar por un Estado de nueva creación que no pertenece a la UE, registra caídas sustanciales en la actividad y está sujeto a costes financieros más elevados y unas tensiones políticas y jurídicas sin parangón en la UE.
Este artículo fue publicado en Crónica Global (04/11/14) 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La hoja de ruta después del 9N

José Clemente Polo

La consulta-farsa celebrada en Cataluña, pese a lasuspensión cautelar ordenada por el Tribunal Constitucional y avalada por el Tribunal Supremo, contó con el apoyo del presidente del gobierno de la Generalitat, diputados autonómicos y nacionales, alcaldes y concejales de los partidos pro-consulta (CDC, UDC, ERC, ICV-EUiA y CUP). Si bien es verdad que sólo acudieron independentistas a votar también lo es que toda la logística –impresión de papeletas, fabricación de urnas,distribución de unas y otras, utilización de edificios civiles, colocación de carteles y pancartas, inserción de cuñas en medios de comunicación públicos y privados,despliegue de 6.992 policías autonómicos, recuento de votos, etc.– la hemos pagado también el resto de catalanes y españoles con cargo a los presupuestos del gobierno y los Ayuntamientos catalanes.
Mas-Colell, el único consejero de Economía que no ha presentado una sola vez los presupuestos en los plazos previstos.
Mas-Colell, el único consejero de Economía que no ha presentado una sola vez los presupuestos en los plazos previstos.
Lo de menos es que la Generalitat no tenga dinero para pagar a los farmacéuticos o abonar la paga extra de los empleados públicos mientras dilapida el dinero adelantando elecciones o realizando una consulta inane para mayor gloria de Mas y regocijo de los independentistas. Lo relevante es que una vez más la Generalitat ha vulnerado el derecho de los españoles a opinar sobre una cuestión que atañe a todos con total impunidad, mientras el gobierno español miraba de reojo, si no con taimada complicidad. Como argumenté en mi artículo “Crece la tensión en Cataluña” (Expansión, 27 octubre 2014), el objetivo de la consulta era brindar a Mas la oportunidad de rehacer su imagen, muy dañada por los casos Pujol y Palau-CDC, y explorar la posibilidad de crear una plataforma electoral personalista para dejar fuera de juego a Junqueras y ERC. En caso de no lograr su objetivo de encabezar una lista única de ‘país’, a Mas le quedaría todavía la baza de aceptar la oferta de Iceta (PSC) para acabar la legislatura e iniciar una negociación con el gobierno español. Más allá de las discutibles cifras de participación, el 9-N constituye el éxito personal que Mas buscaba.
Mas y Fernández (CUP) se funden en un abrazo para celebrar el éxito de la consulta-farsa
Mas y Fernández (CUP) se funden en un abrazo para celebrar el éxito de la consulta-farsa

Lo que está en juego
Constitución españolaDentro de pocas semanas celebraremos el trigésimo sexto aniversario de la entrada en vigor de de la Constitución de 1978. Imperfecta e insatisfactoria para casi todos, la Constitución ha propiciado el período más largo de estabilidad democrática y prosperidad económica de España y ha permitido nuestra incorporación a la UE, una entidad supranacional también imperfecta e insatisfactoria que los europeos levantaron sobre las ruinas y los rescoldos en que los nacionalismos desaforados sumieron a Europa en la primera mitad del siglo XX. Hemos cumplido, en un espacio de tiempo muy breve, viejos sueños que algunos españoles ilustrados abrigaron durante los tres últimos tres siglos y que los contemporáneos veíamos muy lejanos cuando el 20 de noviembre de 1975 murió Franco entre loor de multitudes.

Mas y su comparsa
Mas con la bandera y los líderes de los partidos nacional-independentistas
Pues bien, el gobierno de Cataluña que preside Mas y la mayoría de los cargos electos de los cinco partidos que han apoyado la consulta-farsa han decidido romper el pacto constitucional poniendo en riesgo laestabilidad democrática y la prosperidad económica alcanzadas con tanto esfuerzo. Decía Javier Marías hace unas semanas que “si yo fuera catalán estaría aterrado” ante la perspectiva de que en una Cataluña independiente se alternaran gobiernos de CiU, un partido “con todas las trazas de ser tan corrupto como el que más en España”, y ERC un partido que “además de calamitoso, frívolo y aventado, parece tener una dificultad congénita para entender la pluralidad y la democracia, así como una nula idea de cómo gobernar”. Lo estoy.

Lecciones del 9-N                                                              
Mas, exultante, anuncia los resultados de la consulta-farsa el 9-N
Mas, exultante, anuncia los resultados de la consulta-farsa la noche del 9-N
La lección más inmediata que debería extraer el gobierno español de lo sucedido en Cataluña desde finales de 2011 hasta el 9-N es que Mas ha dejado de ser un interlocutor válido. Mientras preparaba su consulta ilegal y fratricida, el (todavía) President anunció que piensa enviar una carta a Rajoy pasado el 9-N para pedir la celebración de un “referéndum definitivo” y tratar otros asuntos encallados desde hace meses. ¡Hace falta tener cara dura! Mas no es sólo un político deslealmendaz y corrupto sino uno de los principales enemigos de las instituciones centrales del Estado (ICE) que pretende, como ha declarado en repetidas ocasiones, subvertir con astucia. Rajoy, su gobierno y la mayoría parlamentaria de que dispone tienen que demostrar con hechos que están del lado de los catalanes y el resto de españoles que defendemos la Constitución y el Estatut –dos textos susceptibles, ¡cómo no!, de ser reformados–, y respetamos las decisiones de los tribunales, y hacerlo sin ceder un centímetro ante quienes pretenden hurtar a la mayoría de los españoles su derecho a expresarse sobre una cuestión, la independencia de Cataluña, que afecta a todos. Firmeza, repito, ante unos políticos que ya han manifestado su intención de dar, en caso de no plegarse a sus exigencias, un golpe de Estado, porque así hay que calificar la declaración unilateral de independencia que Mas no descarta hacer y por la que ERC y la CUP abiertamente abogan.
Junqueras ha pasado de futuro President a presidente de mesa en Molins, ciudada de la que es alcalde
Junqueras ha pasado de futuro President a presidente de mesa en Molins de Rei (o de la República), ciudad de la que es alcalde
Mossos d'Esquadra entrando a registrar el Palau de la Musica, caso Palau-Convergencia Democràtica de Catalunya
Mossos d’Esquadra entrando a registrar el Palau de la Musica, caso Palau-Convergencia Democràtica de Catalunya
El gobierno, la oposición y las Cortes, en tanto que representantes de todos los españoles, tendrían que preguntarse por qué hemos llegado a una situación crítica que nos retrotrae a los convulsos tiempos de la Segunda República, caracterizados por la permanente conflictividad entre la Generalitat y las ICE y el desacato de aquélla a las sentencias de los tribunales. Mi respuesta sobre la que les invito a reflexionar se resume en tres palabras: dejación de funciones. El último ejemplo nos lo habrindado la policía autonómica (Mossos d’Esquadra) cuyos mandos, ante el requerimiento de la Fiscalía de identificar “a la persona responsable de la dependencia bajo cuya autorización se haya franqueado el acceso a los delegados de las entidades convocantes” del 9-N, “aseguraron que no identificarán a quienes abran los institutos”.
El vals de Mas con Pujol en el último congreso de CDC
El vals de Mas con Pujol en el último congreso de CDC
Las ICE se han desentendido durante 34 años de lo que ocurría en Cataluña y han dejado en manos de partidos de ámbito estrictamente catalán (CDC, UDC, ICV-EUiA y PSC) la administración de una de las Comunidades más ricas de España. Los gobiernos de la Generalitat han ido erigiendo paso a paso un estado dentro del Estado y el gobierno español ha aceptado que la lengua materna del 58,7 % de los catalanes se excluya como lengua vehicular en la enseñanza y los medios de comunicación públicos en Cataluña, o que españoles residentes en Andalucía o Galicia, por razón de la lengua en que se expresan, no puedan acceder a empleos en las administraciones catalanas ni participar en concursos para seleccionar el profesorado de la Universidad de Barcelona. Si hemos llegado hasta aquí, ¿por qué no reclamar, ahora que estamos en la UE y ya no dependemos exclusivamente del mercado nacional, las competencias fiscales, la administración de justicia,… y, puestos a pedir, por qué no la independencia? Ésta es la lógica que hay detrás de las vergonzosas campañas de intoxicación patrocinadas por el gobierno catalán.
Montilla con Pujol y Benach en la manifestación contra organizada por el gobierno catalán contra el Tribunal Constitucional
Montilla con Pujol y Benach en la manifestación contra organizada por el gobierno catalán contra el Tribunal Constitucional
El mal ya está hecho y deshacerlo exigirá una hoja de ruta clara, firmeza y tenacidad. Aquí sólo puedo esbozar algunas ideas para empezar a reconducir la situación. La primera es evitar la tentación de hacer nuevas concesiones a la Generalitat para apaciguar momentáneamente la situación, porque sólo servirían para agravarla unos meses después. Lo que el gobierno español tiene que hacer es asegurarse que todos los españoles reciben la misma financiación con independencia de la Comunidad Autónoma donde residen y adoptar las medidas necesarias (incluidas las financieras) para obligar a la Generalitat a cumplir las leyes vigentes y acatar las sentencias de los tribunales. En particular, el gobierno ha de garantizar el uso del catalán y el castellano como lenguas vehiculares y el acceso a los empleos públicos de todos los españoles en condiciones de igualdad en Cataluña. Por último, el gobierno tendría que priorizar la construcción del corredor central para asegurar las comunicaciones con Francia y desactivar cualquier intento de chantaje, que lo habrá.
Rajoy en su despacho el 9-N. ¿Consul qué?
Rajoy en su despacho el 9-N. ¿Consul qué?
Saénz de Santamaría, ¿que quedó de la impugnación?
Saénz de Santamaría, ¿que quedó de la impugnación?
Carretero, ministro de Justicia. ¿Dónde está Rajoy?
Carretero, ministro de Justicia desvaloriza la consulta del 9-N

sábado, 1 de noviembre de 2014

L´estaca nacionalista

Por José Rosiñol Lorenzo

Lluis Llach se preguntaba a finales de los años sesenta “Siset: ¿No ves la estaca
a la que estamos todos atados?
”, el cantautor veía como el franquismo y su obsesión totalitaria denominado “nacionalcatolicismo” había permeado tanto en la sociedad que había llegado a anestesiar a la ciudadanía, había cercenado la capacidad crítica de un individuo acosado por el adoctrinamiento y condenado a adaptarse a un econosistema que había institucionalizado los valores del “Movimiento”.

Hoy día parece que la ceguera se ha impuesto en gran parte de la sociedad catalana, acostumbrada al bombardeo constante de los principios del Dogma de la “construcción nacional, a la deslegitimación del marco jurídico democrático y al Estado, a un extensivo plan de ingeniería social intensificado durante la última década (aprovechando la descomposición social y la desafección política provocada de la Gran Recesión).

“… inocular un nacionalismo esencialista y excluyente, una hispanofobia que ridiculiza a los castellanoparlantes e institucionaliza una diglosia, que arrincona y desprestigia todo lo que suene a “español”…”

Los catalanes estamos atados a una estaca invisible pero palpable para todo aquél que tenga interés en mirar más allá de la propaganda, más allá de la cortina de humo mediática, más allá de la doctrina, esta estaca totalitaria se esconde tras una ficción de pluralidad política, ficción porque todo aquél que no comulga con el Sistema es condenado a la calumnia, al ostracismo y a la muerte social.
El aparato de condicionamiento social (y político) es denso, está dotado y sustentado gracias a ingentes cantidades de dinero público y a la más que remarcable inacción de los poderes del Estado, ya no solo hablamos del oneroso sistema mediático que cubre una gran parte del espectro sociológico y que machaconamente desdibuja la realidad política, crea una agresiva alteridad llamada España y trata de inocular un nacionalismo esencialista y excluyente, una hispanofobia que ridiculiza a los castellanoparlantes e institucionaliza una diglosia, que arrincona y desprestigia todo lo que suene a “español”

La estaca también se traduce en el sistema educativo que tras la llamada “inmersión lingüística” se esconde un programa de adoctrinamiento con el que socializar los dogmas nacionalistas para que nuestros hijos interioricen una cosmovisión basada en el relativismo lingüístico y una adscripción identitaria obligatoria, a un uniformizado comportamiento social, a un disciplinado encuadramiento en una politizada estratificación social determinada en función de la proximidad de las Verdades Nacionales, una inercia social que hace irresistible seguir al rebaño, una (supuesta) unanimidad que corrompe la ya de por sí debilitada salud de nuestra democracia.

“… se ha creado un sistema de incentivos económicos y un abanico de oportunidades y prebendas para todo aquél que hace acto público de defensa de la Causa…”

Pero no todo es doctrina y dogma de fe culturalista, no todo es institucionalizar unos valores ético-morales de obligado cumplimiento, también se ha creado un sistema de incentivos económicos y un abanico de oportunidades y prebendas para todo aquél que hace acto público de defensa de la Causa, sistema directamente proporcional al que desincentiva la disensión, que obliga a una adaptación socioeconómica para no quedar apartado de la competencia y que puede abortar carreras profesionales, claro está que el objetivo no solo son personalidades relevantes, sobre todo está en lograr una ciudadanía dispuesta a condicionar la socialización primaria de sus descendientes y una resocialización ¿voluntaria? de sí mismos, es solo cuestión de supervivencia y expectativa económicas.

Y aquí entramos en lo que los partidarios de la secesión creen que es la última etapa de su misión redentora, la intromisión en la “sagrada esfera privada del individuo”, pisoteando las libertades negativas que nos defienden nuestra individualidad y sustentan la calidad y la perfectibilidad de la democracia (permiten la auténtica pluralidad que parte del individuo), resulta que desde una asociación que se arroga la representatividad de todos los catalanes (la ANC), de todo “el pueblo catalán” (concepto que trata de diluir al individuo en una masa ideológica e identitariamente unívoca), ha decidido pedir a 100.000 voluntarios para que vayan casa por casa para convencer a los “indecisos” y para “reforzar” la voluntad de los que ya están convencidos

Estamos ante una intromisión en nuestra intimidad, parece que ya no se conforman con la deformación propagandística de los medios de comunicación públicos y subvencionados al servicio de la Causa, ahora parece que quieren tener claro quién está y quién no a favor de la secesión  y la ruptura, parece que la tensión sobre la que se sustenta el “procés” está sacando su verdadera cara, aquella que gradúa entre buenos y malos catalanes, aquella que llega a segmentar dependiendo el grado “pureza” de los que defienden la independencia… Esta presión social llegará a nuestras puertas (con la connivencia y, quizás colaboración, de los poderes públicos catalanes) y ello me hace rememorar los versos de otro cantautor catalán, Joan Manel Serra, que decían “Què volen aquesta gent que truquen de matinada?”.

Publicado en El Confidencial