Uno de los argumentos que con
más frecuencia utiliza el gobierno catalán a favor de la inmersión lingüística
es que los alumnos aprenden catalán y español hasta un nivel óptimo. Normalmente,
nos dice que los alumnos catalanes conocen ambas lenguas por igual y que si una
la saben mejor que la otra, esta es siempre el español.
No hay ningún problema, pues, según
la Generalitat: se cumple escrupulosamente la Ley de Educación de Cataluña (LEC),
que en su artículo 10.1 estipula que “los currículos deben garantizar el pleno
dominio de las dos lenguas oficiales al finalizar la enseñanza obligatoria”.
Estas afirmaciones son tomadas
con cautela por muchos en Cataluña. ¿Una escuela monolingüe, es decir, que
enseña en una sola lengua, consigue el pleno dominio de dos, así sin más? Todo
aprendizaje requiere un esfuerzo, un tiempo y una dedicación. Si todo esto no
está respecto al español en las escuelas, ¿cómo tiene lugar este aprendizaje?
Sabemos, porque nos lo muestra
la experiencia y está suficientemente desarrollado teóricamente, que el
desarrollo del lenguaje formal y complejo, escrito y oral, requiere muchos años
de aprendizaje. Por esta razón, en prácticamente todas las escuelas del mundo, desde
la educación primaria hasta la secundaria, la impartición de asignaturas tiene siempre
dos objetivos: la adquisición de los contenidos propios de la materia y el
desarrollo del lenguaje. En las escuelas, el lenguaje se desarrolla a través del
uso, de la realización de tareas
académicas. Así, en Cataluña, los alumnos aprenden catalán esencialmente a
través de realizar las tareas escolares de todas las asignaturas en esta
lengua. La asignatura de lengua catalana ayuda pero es sólo un complemento y además,
está muy restringida al aprendizaje de la gramática descriptiva (qué es una
preposición, qué clases de adjetivos hay,
etc.)
Respecto al español, en el
sistema de inmersión no se realiza ninguna asignatura en esta lengua ya que toda
la enseñanza se limita a la asignatura de lengua española. Y ésta se basa
esencialmente en el estudio de la gramática descriptiva, igual que en la
asignatura de lengua catalana. Lo que sí llevaría a un desarrollo sólido y óptimo del español para los alumnos catalanes
sería el poder realizar algunas asignaturas en esta lengua porque ello les
permitiría practicar y usar la lengua. Pero esta posibilidad no existe en el
currículum escolar catalán. La consecuencia es que se priva a los alumnos de la
principal herramienta para el desarrollo del español formal y culto.
Para la Generalitat esto no es un
problema. En Cataluña, nos dicen, el
español se aprende en la calle por lo que es superfluo el aprenderlo en la
escuela. Lo que se omite, sin embargo, es
que este aprendizaje “en la calle” está necesariamente restringido a los
registros orales y coloquiales de la lengua. Y que, por lo tanto, el aprendizaje del español en sus registros
cultos y formales no puede aprenderse en la calle; debe tener lugar en la
escuela. Un ejemplo puede ilustrarlo: la práctica totalidad de los alumnos
catalanes saben decir “es muy necesario que hagamos esto” pero sólo algunos
saben expresarse diciendo “tenemos una necesidad acuciante de realizar esta
tarea”. El lenguaje de la primera frase
es coloquial y puede aprenderse en la
calle mientras que el lenguaje de la segunda es culto y se aprende en la
escuela o, en todo caso, lo pueden
aprender algunos alumnos concretos que leen mucho en español fuera de la
escuela.
Así, podemos decir que por lo
que respecta al sistema educativo catalán, éste carece de un programa estructurado
para que los alumnos acaben la enseñanza sabiendo usar el español de forma correcta,
rica y precisa tanto de forma oral como escrita. Más bien, el enfoque parece ser que cada alumno
llegará donde llegue en su conocimiento del español, dependiendo de si es su
lengua materna, de si lee mucho en esta lengua fuera de la escuela o de si tiene
un entorno culto que la usa.
¿Cómo podría cambiarse este
estado de cosas? La mejor alternativa sería un modelo escolar bilingüe
catalán-español, con asignaturas en ambas lenguas. Este modelo escolar sí tendría
un currículum que podría llevar a los alumnos a alcanzar un pleno dominio de
ambas lenguas oficiales.
Sin embargo, la Generalitat es
absolutamente contraria a la introducción de un modelo bilingüe con el
argumento de que sería un ataque al catalán que impediría su aprendizaje. La
realidad, sin embargo, es que nunca se nos
ha explicado de manera convincente por qué una enseñanza bilingüe, con la mitad o más de
asignaturas en catalán, sería un ataque a esta lengua que impediría su
aprendizaje. Y no se nos ha explicado
porque esto no sucedería así.
En primer lugar, una enseñanza bilingüe no
impediría el aprendizaje del catalán porque esta lengua también sería
vehicular. Y en segundo lugar, ¿por qué sería un ataque al catalán? Sí lo
sería, en todo caso, volver a la enseñanza monolingüe en español que ya
padecimos en Cataluña no hace tanto tiempo. Pero la modificación del modelo
monolingüe catalán para integrar el español y facilitar el desarrollo sólido de
ambas lenguas ¿sería un ataque al catalán? Que una escuela bilingüe catalán-español
tuviera como prioridad el reflejar la realidad bilingüe de Cataluña y equipar a
los alumnos para desenvolverse adecuadamente en ella, ¿sería un ataque al catalán?
Las propuestas de enseñanza
bilingüe catalán-español no son, lógicamente, un ataque a la lengua catalana sino
que suponen una crítica a una de las joyas de la corona del proyecto político
nacionalista, hoy independentista. Este proyecto aplicado a la educación es el actual
modelo de inmersión, obligatorio para todos los alumnos. En este modelo, como podemos observar, la preocupación no está del lado de los
alumnos y de cómo responder mejor a sus necesidades lingüísticas sino que está
en cómo implementar bien el proyecto político.
¿Cómo se concreta este proyecto
político en la educación? Todo parece indicar que el principal objetivo de la
inmersión es intentar cambiar la relación de fuerzas entre las dos lenguas
oficiales. La idea subyacente parece ser que si todos los alumnos estudian
únicamente en catalán, los que la tienen como lengua materna la consolidarán y
aceptarán como única y los que no la tienen como lengua materna llegarán a
identificarse con ella y acabarán rechazando o usando de forma muy reducida su
lengua materna. Así, las generaciones jóvenes se identificarán sólo con el
catalán, al que considerarán su única lengua propia. Ello se traducirá en un
aumento del número de ciudadanos que usan el catalán habitualmente y una
drástica reducción del número de aquellos que usan el español u otras lenguas. Y
de la identificación con la lengua a la identificación con la nación hay un paso
muy pequeño, se presume, y efectivamente así es en algunos casos.
En conclusión, desde un punto
de vista pedagógico, el actual modelo de inmersión no puede considerarse
adecuado para el aprendizaje del español. Es sólo desde la perspectiva de los intereses
políticos que se puede afirmar que no hay ningún problema con el aprendizaje
del español en las escuelas de Cataluña.
Mercè Vilarrubias
Nota: este artículo fue publicado en El País (12-12-13)
La finalidad de la enseñanza es el aprendizaje de una serie de materias y de unas maneras de vivir en sociedad. Una de estas materias son las lenguas. Para criticar el modelo de inmersión de Catalunya, es necesario tener datos comparativos con los alumnos que hacen la inmersión en castellano ( de lenguas españolas lo son las dos). Se cogen grupos de la misma edad y ciclo de enseñanza de, por ejemplo, Sevilla, Burgos, Cáceres etc y de Barcelona, Girona y Lleida o de pueblos de estas provincias. La exposición de los resultados del conocimiento de la lengua castellana nos permitirá la crítica o el aplauso.
ResponderEliminarEs una noticia gozosa que, después de 30 años de sistema de educación monolingüe en Cataluña, el diario El País publique un artículo contrario a tal atentado a los derechos lingüísticos de la mitad de la población de la Comunidad Autónoma.
ResponderEliminarEnhorabuena, señores de El País....pero quizá ya es un poco tarde, ¿no creen?
En primer lugar, el concepto "inmersión" solo es aplicable cuando no es la lengua materna del alumno así que los alumnos de Sevilla o Burgos no realizan ninguna inmersión en español sino que se educan en su lengua materna. En segundo lugar, aunque "castellano" también es aceptable y como tal aparece, por ejemplo, en la Constitución, es mejor utilizar "español" tal y como indica la RAE, máxima autoridad al respecto http://lema.rae.es/dpd/?key=castellano
ResponderEliminarDe acuerdo con Sonia en el concepto de inmersión, pero en Sevilla i Burgos también se hace inmersion a los niños que su lengua materna no es el castellano ( o español), que no son pocos. En cuanto a la utilización de castellano o español, me da Sonia un enlace magnífico del “Diccionario panhispànico de dudas” que acaba con la definición de “español” destacando que se usa “ castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco”. Creo que los comentarios que hacemos es a un artículo que alude a una lengua cooficial en Catalunya
ResponderEliminara) Los alumnos de Sevilla, Burgos o Nueva York extranjeros, reciben atención según sus necesidades, igual que en Cataluña existen las aulas de acogida, pero no se puede decir que en Sevilla o Burgos haya inmersión.
ResponderEliminarb) La RAE es bastante clara: se pueden utilzar ambos, pero español es más correcto:
La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región
El problema no es que los alumnos de Sevilla, Burgos o Nueva York sean extranjeros, si no que tengan una lengua materna diferente a la habitual en estas tres ciudades. Ya estamos llegando al final.
EliminarNo me convence mucho que el uso de frases subordinadas y, otras particularidades del lenguaje culto se aprendan en clase de matemáticas. Según mi opinión, la lectura de libros es lo que puede favorecer en un uso mas "culto" del lenguaje. Cualquiera que conozca la situación en Catalunya, no le será difícil aceptar que el acceso de lectura en catalán resulta casi anecdótico al lado de la disponibilidad en castellano. Podemos achacarlo al diferente número mundial de hablantes, y escritores, de las dos lenguas, o otros motivos igual de importantes; pero olvidar en estos artículos que el acceso a la cultura (cine, teatro, televisión, libros,...) tiene un sesgo claramente hacia el castellano; y centrar las críticas de parcialidad en uno de los únicos que favorece al catalán me parece un poco cínico.
ResponderEliminarPd: Soy licenciado en economía por la UB, y profesor de estadística en una facultad privada. La mayor parte de asignaturas se realizan en castellano, tened en cuenta que para no perjudicar a los estudiantes de erasmus, rápidamente se cambia al castellano, incluso en los horarios expresamente en catalán.