La
Generalitat de Cataluña aplica la inmersión lingüística obligatoria en catalán
en las escuelas públicas. Un sistema que es de inmersión para los niños
castellanoparlantes, pero que es de educación -sin más- para los
catalanoparlantes, pues a estos no se les inmersiona en ninguna lengua que no
sea la suya propia. Al margen de esta consideración quedan, como no, los niños
bilingües, que existen. Doy fe de ello.
Las escuelas
privadas, las que quieren, aplican la inmersión lingüística en inglés, francés,
alemán o italiano, por ejemplo. Y los colegios concertados -privados que
reciben dinero de la Generalitat para mantener el sistema de educación
universal- juegan sus cartas: precios más bajos que los privados con ofertas
atractivas en servicios, instalaciones, sistema educativo y, también,
lingüístico.
Antes de
concretar que no todas las ofertas de enseñanza trilingüe son tales, pese a que
lo publiciten los centros educativos, motivo de este texto, hay que apuntar dos
aspectos imprescindibles. Uno, no existe un solo colegio en Cataluña que
aplique la inmersión lingüística en español. Es un caso curioso, cuando menos,
pues es extraño que no haya familias catalanoparlantes que valoren como un bien
el conocimiento culto (no el que se aprende en la televisión o en la calle) del español pero sí de otras lenguas; a diferencia de las
familias castellanoparlantes con la lengua catalana. Además, todas las escuelas
públicas y concertadas aplican la lectoescritura (en la etapa Infantil,
educación no obligatoria) en catalán. Todas, pese a que algunas escuelas
concertadas tengan en marcha un plan trilingüe en Primaria y Secundaria. De
esta manera, los padres en Cataluña pueden escoger para sus hijos entre la
lectoescritura en catalán (gratis o pagando) y el resto de lenguas (solo
pagando un colegio privado), pero no en español (ni gratis ni pagando).
Y el segundo
aspecto a tener en cuenta es que el modelo lingüístico que aplica la
Generalitat está enmendado por los tribunales pues su puesta en práctica no es
correcta. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) al Tribunal Constitucional (TC), en
sentencia de 1994 y no de 2010 -la del Estatuto de Autonomía- como ahora se
dice repetidamente (pues en esta se hace referencia a la de 1994), pasando por
el Tribunal Supremo (TS) -el último de sus autos, de este mes de enero, obliga a pagar las costas por primera vez a la Generalitat- establecen que la
Consejería de Enseñanza debe aplicar la conjunción lingüística (español y
catalán) en las aulas de los colegios públicos y concertados cuando una familia
lo solicite y sin que lo haga por la vía judicial. Es decir, en resumen, que la
inmersión lingüística en catalán no puede ser obligatoria, sino voluntaria.
El argumento
legal es muy sencillo. La norma general para toda España permite a los
gobiernos autonómicos escoger entre dos modelos. El primero, la libre elección
de lengua vehicular a los padres en el que la lengua cooficial no escogida se
imparta como asignatura lingüística. El segundo, un bilingüismo equilibrado en
el que ninguna de las dos lenguas cooficiales puede quedar desplazada al 0%
-¿dónde quedaría el bilingüismo, entonces?- en el día a día de los alumnos, un
porcentaje que no tiene en cuenta las asignaturas lingüísticas. Para la segunda
opción, además, los padres pueden escoger la lengua vehicular de sus hijos
(catalán o español) en la primera enseñanza de la Primaria (primero y segundo),
pero no en el resto de la escolarización. Una opción que la Consejería debe
facilitar a los padres con la inclusión de una casilla en la preinscripción
escolar y que, lamentablemente, tampoco cumple, en contra de lo que han señalado los tribunales de
justicia. Otro aspecto que los tribunales han señalado como no apto es lo que
se denomina atención individualizada.
La
Generalitat de Cataluña, en el marco de sus competencias, ha escogido el
segundo de los modelos legales. Es, desde mi punto de vista, el más justo y el
más acorde con la realidad catalana. Las dos lenguas oficiales de Cataluña (sin
olvidar que el aranés lo es en el Valle de Arán) son hermanas. No hay ni un
catalán que no las entienda y no pasa más de cuatro meses el conciudadano que
venga de otros lugares de España y pueda saber qué dice el vecino
catalanoparlante. Sin embargo, la Consejería de Enseñanza aplica el primer
modelo pero sin dejar a los padres escoger entre las lenguas oficiales. Es
decir, inmersión en catalán obligatoriamente. Otros gobiernos autonómicos, por
ejemplo el vasco, apuestan por el primer modelo aplicándolo correctamente. Pese
a que CiU defendió la libertad de elección de lengua vehicular en la
Transición, fue el PSC el que incitó a la aplicación de un modelo pervertido
basándose en la inmersión lingüística que se aplicaba en el Québec (Canadá).
Los gobiernos de Jordi Pujol compraron esta mercancía averiada a los
socialistas.
¿Perversión
del modelo? ¿Mercancía averiada? Sí. La inmersión lingüística canadiense parte
de tres aspectos que son fundamentales y que los ideólogos del modelo catalán
evitaron publicitar para que no se aplicara en Cataluña. A saber. Uno, la
inmersión debe ser un modelo libre y voluntario; una opción de los padres y no
una obligación de la administración pública. Dos, se ha de implantar después de
que los niños dominen su lengua materna (se aplicó en el Québec en niños que
tenían la lengua inglesa como lengua materna y que, después de la primera
escolarización, se les inmersionó en francés). Y tres, se ha de aplicar entre
lenguas cultas y no para inmersionar a un niño en una lengua sin un bagaje
cultural y sin medios para poder desarrollarse en esta lengua o que le sea
útil.
Sin duda, el
tercer aspecto no afecta para el modelo catalán. La lengua catalana vive su
mejor momento de la historia, nunca ha tenido tantos hablantes como ahora; y
nadie puede dudar de que no sería una sorpresa que un Premio Nobel de
Literatura hubiera realizado su obra en catalán. No hace falta decir nombres
actuales ni de los que no están y sonaron para ello (mallorquines incluidos).
La lengua catalana es rica y está reconocida internacionalmente. Es un valor
cultural a defender.
Sin embargo,
los dos primeros aspectos no se cumplen en Cataluña (voluntariedad y aplicación
tras un aprendizaje en la lengua materna). La Generalitat aplica la inmersión
lingüística de forma obligatoria (incluso, en contra de las sentencias de los
tribunales) y sin que los niños castellanoparlantes hayan recibido las primeras
enseñanzas, sobre todo la lectoescritura, en su lengua materna. No hay un solo
pedagogo que defienda, sin la vertiente política de su argumento, que se puede
aprender una segunda lengua sin tener las nociones básicas de la lengua
materna.
En el último
mes he visitado nueve centros escolares de Barcelona. No es una cifra
representativa pero no creo que lo hagan muchos padres. Todas las visitas a
centros concertados. Son estos los que tienen más margen de aplicar la ley y
desobedecer las directrices de la Consejería de Enseñanza que,
sorprendentemente, anima a los colegios a no cumplir las normas. No deja de ser
curioso que sean los colegios públicos -que deberían ser un ejemplo por encima de todo- los que se estén llevando a la mochila un nuevo
estigma: no cumplen las leyes.
Así, los centros privados
concertados utilizan el gancho del trilingüismo para atraer a posibles
clientes. La baja natalidad, la crisis económica y la salida de España de
jóvenes y familias en busca de empleo están haciendo que el sistema concertado
ofrezca más plazas de las que la ciudadanía reclama. Un cartel, un anuncio o un
folleto informando de que en este colegio se ofrece trilingüismo desde
parvulitos está a la orden del día. Trilingüismo mejor que bilingüismo y, sin
duda, nada que ver con el monolingüismo de las escuelas públicas (¿por qué la
Consejería de Enseñanza sí permite en casos contados que el inglés o el francés sean lenguas vehiculares en algunos centros públicos y
no lo sea también el español?). Es la oferta de la cantidad, sin tener en cuenta la calidad.
Los nueve
centros -seis por encima de la Avenida Diagonal- aseguran que ofrecen una
educación trilingüe en sus informaciones públicas, y así lo confirman los
directores o coordinadores en sus visitas programas e individualizadas con los
padres que están interesados. Todos concretan: catalán, español e inglés. Sin
embargo, solo dos aplican un trilingüismo real, es decir, durante la Primaria y
la Secundaria un tercio de las asignaturas aproximadamente en cada lengua. Otro
colegio lo hace en Primaria, no en Secundaria, pues no tiene el profesorado
adecuado (otro tema nada baladí).
El resto de
centros así explican su trilingüismo. Inmersión lingüística obligatoria en
catalán desde la educación Infantil hasta el Bachillerato con las asignaturas
de lengua castellana y lengua inglesa desde primero de Primaria. Es decir, por
esta regla de tres, cualquiera que haya cursado la EGB tuvo una educación
trilingüe desde sexto curso. Y eso en las escuelas públicas y concertadas. Es
más, todos incluyen una cuarta lengua (generalmente, el francés) a partir de
Secundaria. ¿Son entonces sistemas cuatrilingües? No, claro.
Lógicamente,
el sistema trilingüe no es esto. La oferta trilingüe no basta con poner un
cartel a las puertas del colegio asegurando que los niños reciben clases de
inglés desde pequeñitos. Las clases han de ser en inglés y no solo de inglés.
Si es muy importante recordar la palabra obligatoria al lado del término
inmersión lingüística, no lo es menos, la preposición en, en lugar de de, al
lado de la palabra inglés. El bilingüismo es un derecho, el trilingüismo la
mejor oferta.
Daniel Tercero
¡Estàn tots bojos!, que va dir Astyerix en aplegar a Roma i estranyar-li les costums romanes
ResponderEliminarExcelente artículo Sr. Tercero. Pero le rogaría diera los nombres de los centros que aplicaban el sitema trilingüe correctamente. ¿Seria posible?
ResponderEliminarSe lo agradeceríamos enormente los padres que estamos frustados de buscar colegios en los que, al menos en alguno de los ciclos educativos, impartieran clases en las tres lenguas de manera equilibrada.
Muchas gracias de antemano.