domingo, 1 de diciembre de 2013

Las consecuencias jurídicas y políticas de una Cataluña fuera de la UE

1. INTRODUCCIÓN. 

Desde hace poco más de un año -es decir, desde el momento en que CiU decidió dejar de lado las tesis nacionalistas dentro del Estado español, que siempre se había defendido, y se aproximó a la defensa de tesis independentistas-, uno de los temas sobre el que más se ha debatido es acerca de la eventual continuidad o no en la UE de una Cataluña independiente.
La respuesta esta cuestión no resulta nada clara, en la medida que los tratados que rigen el funcionamiento de la UE (el Tratado de la Unión Europea -TUE- y el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea -TFUE-) no prevén específicamente la respuesta a la creación de un nuevo Estado escindido de un Estado miembro de la UE, hecho que ha llevado a que se afirme frecuentemente que esta cuestión parece ser mucho más política que jurídica.
No obstante, considero necesario realizar una importante matización, en la medida que, si bien es cierto que ningún artículo de los tratados prevé el supuesto analizado de forma expresa, no es menos cierto que los Tratados de la UE fueron firmados por 28 Estados, y entre los firmantes lógicamente no figuró Cataluña como Estado. En consecuencia, si Cataluña llegara a devenir un nuevo sujeto de Derecho Internacional, tendría que intentar formar parte de los Tratados, puesto que en estos momentos está sujeta a la jurisdicción de los Tratados como territorio integrado en España, caso opuesto al de la República Democrática de Alemania, que pasó de ser un sujeto de Derecho Internacional a formar parte de otro Estado, renunciando a ser un Estado independiente. 
De todos modos, me centraré en analizar la cuestión desde un punto de vista sobre todo político, dejando momentáneamente de lado las apreciaciones jurídicas que acabo de realizar.
Parece muy claro que la mayoría de políticos europeos quieren evitar dar facilidades a la secesión de Estados dentro de la UE porque no podemos olvidar que son muchas las regiones europeas que, de modo más o menos abierto, han mostrado en los últimos años ciertas ansias soberanistas, e incluso independentistas en algunos casos (así, dejando de lado Cataluña y el País Vasco, no sólo Escocia ha mostrado cierto interés en hablar abiertamente de una posible independencia, sino que también Flandes, la Padania, Córcega... son regiones en cuyo interior se encuentran partidos, minoritarios o no, que han planteado la cuestión). 
En consecuencia, la mayoría de voces procedentes de la UE tratan de mostrarse cautelosos, y en algunas ocasiones afirman que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE. En este sentido se ha expresado en diversas ocasiones Joaquín Almuniavicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia,  e incluso José Manuel Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea ratificó por escrito el pasado día 13 de noviembre que, si Cataluña se independiza, queda fuera de la UE.

José Manuel Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea

Y, en el mundo académico, Araceli Mangas, Catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad Complutense de Madrid, ha afirmado: "Es indiferente que antes de la secesión formase parte como región de un Estado miembro. Aquella cuenta y el crédito que conllevaba se cancelan. Sería un Estado tercero y desde la consumación del proceso de independencia (serán meses y años de gran confusión jurídica) los límites administrativos actuales entre Cataluña y las regiones españolas y francesas limítrofes serán frontera exterior de la Unión".
Incluso el propio abanderado de la secesión, Artur Mas, admitió en octubre de 2012 que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE. 
A continuación voy a intentar analizar cuáles serían las principales consecuencias, básicamente económicas, para Cataluña en caso de que saliera de la UE. Mi intención no es realizar un profundo y extenso análisis juridicoeconómico, sino presentar unas breves consecuencias para invitar a la reflexión.

2. CONSECUENCIAS DE LA HIPOTÉTICA SALIDA DE CATALUÑA DE LA UE.

Estas serían las principales consecuencias:

a) Juridicopolíticas:

-Cataluña devendría, como hemos visto, un Estado no miembro de la UE, con lo cual, si quisiera volver a ingresar, tendría que presentar su candidatura, que no solamente tendría que ser aprobada por la Eurocámara más  la opinión favorable de la Comisión, sino que los 28 Estados Miembros debería aprobar la solicitud unánimemente.
Obtener la unanimidad de los 28 Estados Miembros no parece una tarea sencilla.

-Siguiendo el supuesto de que Cataluña quisiera reincorporarse a la UE, una vez aprobada la solicitud por los 28 estados miembros de forma unánime, deberían iniciarse las negociaciones de adhesión, que implicarían varios años.

-Suspensión de la libertad de circulación de mercancías, personas y capitales; en la medida que Cataluña abandonara la UE, estas libertades básicas comunitarias se suspenderían, lo cual significaría, entre otras cosas, que los ciudadanos catalanes serían considerados extranjeros en la UE y no se podrían mover libremente (salvo que se adhirieran a los Acuerdos de Schengen, pero también se tardaría tiempo), y, desde un punto de vista más económico, como ya analizaré después, volverían los aranceles sobre las mercancías, porque Cataluña abandonaría el mercado único.

Si las negociaciones de adhesión implican varios años, ello conlleva que, aunque Cataluña mostrara la voluntad de incorporarse a la UE y, aunque España ni ningún otro de los 28 EM vetara la adhesión, igualmente Cataluña tendría que sufrir un lapso de varios años en los cuales estaría fuera de la UE, con todas las desventajas que estoy analizando.

b) Económicas:

-Como antes he avanzado, Cataluña abandonaría el mercado único, hecho que resultaría claramente perjudicial para las empresas catalanas.
Siguiendo a Araceli Mangas, en el mismo artículo antes citado, realiza la siguiente afirmación:  "Sus mercancías, servicios, empresas y capitales serán los de un Estado tercero; pagarán los aranceles que pagan los productos rusos, argentinos, japoneses por venderse en cualquier Estado miembro. Cataluña podrá poner aranceles a los productos comunitarios. Ni los ciudadanos y empresas catalanas tendrán derecho de establecimiento ni derecho al trato comunitario en tanto no se celebren acuerdos para dulcificar su estatuto de Estado tercero. Las empresas y productos catalanes serán productos y empresas extranjeras en toda la UE."
En consecuencia,  se produciría una importante fuga de capitales, porque no podemos olvidar que los empresarios y los inversores buscan estabilidad y seguridad, no incertidumbre. A modo de ejemplo, los inversores del proyecto BCN World ya han dejado claro que retirarán el proyecto si Cataluña deja de formar parte de la UE.

-En relación al euro, Cataluña podría seguir utilizando el euro, en la medida que hay     estados, como Mónaco, que lo utilizan aun no formando parte de la eurozona, pero no podría participar en la toma de decisiones en materia monetaria.

-Cataluña dejaría de tener acceso a los fondos de cohesión comunitarios (que entre muchas otras partidas incluye las becas Erasmus).

-Cataluña no podría acceder a la financiación del Banco Central Europeo, hecho que dificultaría la labor de las entidades financieras catalanas.

El think thank Foro Europa Ciudadanía debatió esta misma cuestión el pasado mes de septiembre y llegó a unas similares conclusiones a nivel económico.
Llegados a este punto, me gustaría hacer un breve inciso. Rafael Arenas, en su artículo relativo a la declaración unilateral de independencia (DUI), realizó a modo de conclusión la siguiente afirmación: "no se puede olvidar que una declaración unilateral de independencia lleva en su propia naturaleza uno de los conflictos más graves que se pueden dar tanto en el ordenamiento interno como en el internacional: la ruptura por procedimientos no previstos legalmente del orden constitucional dirigida a la alteración de la integridad territorial de un Estado".
Así, sin ánimo de complicar mucho la cuestión que estoy tratando, conviene recordar que las consecuencias de una independencia unilateral serían muy distintas de las consecuencias de una independencia pactada, en la medida que pocos Estados reconocerían a una entidad territorial que se ha autoproclamado Estado mediante una DUI. Basta recordar el caso de la declaración unilateral de independencia de Kosovo en 2008, reconocida por algunos Estados del mundo (EEUU en primer lugar), pero que aún no ha sido reconocida por muchos otros (China y Rusia, por ejemplo).
No quiero decir que una independencia pactada de Cataluña evitara su salida de la UE, que no lo haría, como ya he expuesto, pero por lo menos facilitaría su devenir como Estado, en la medida que el reconocimiento de un Estado es, según el Derecho Internacional Público, uno de los elementos constitutivos de un Estado. Y, por supuesto, una independencia no pactada complicaría, haciendo casi imposible, el acceso de Cataluña a toda organización internacional, empezando por la UE.



Es cierto que una independencia pactada no evitaría la salida de la UE, pero podría hacernos plantear una reincorporación a unos pocos años vista (ello en el caso de contar con el apoyo de los 28 Estado miembro, como ya he comentado, que no sería tarea fácil). No obstante, resulta aún más claro que una Cataluña que accediera a la condición de independiente a través de una DUI tendría que esperar muchos más años a poderse incorporar a la UE.

Oriol Caudevilla

2 comentarios:

  1. Que malos argumentos...ya se ha decidido democráticamente lo que queremos ser. Ejerzamos la democrácia,no os asustéis caciques

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    1. Llamas caciques a quienes te quitan la venda de los ojos...

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